sábado, 5 de julio de 2008

Cantiñas


Cantiñas
José Antonio Hernández Guerrero

Acabo de recibir con alegría y con gratitud la edición de las cantiñas que ha preparado Antonio Murciano y que canta Mariana de Cádiz, acompañada de las guitarras de Antonio Carrión, Pascual de Lorca, Juan Diego de Luisa, con la colaboración especial de Paco Cepero. Esta antología de los cantes característicos de nuestra costa atlántica gaditana constituye, a mi juicio, una aportación definitiva a la discografía especializada y una fuente inagotable para el estudio comparativo –temático y estilístico-, de estas manifestaciones artísticas tan similares y, al mismo tiempo, tan diversas como es el conjunto de cantes de la Bahía.
Gracias a esta serie tan variada de formas literarias y de esquemas musicales, cuyo denominador común es el ritmo, los aficionados, los profesionales y los estudiosos, al mismo tiempo que se deleitan, pueden identificar los rasgos que caracterizan a cada uno de los cantes rítmicos gaditanos que están englobados bajo la denominación genérica de “cantiñas”.
El rescate que durante largos años ha llevado a cabo Antonio Murciano -poeta, investigador y, como afirma María del Carmen García Tejera, el genuino "porta voz", portador de esa voz colectiva de todos los que nos llamamos y sentimos gaditanos- nos proporciona unas piezas que, perdidas u olvidadas, forman parte de nuestro patrimonio cultural. Antonio Murciano es un flamencólogo en el sentido más auténtico y más creativo de esta función: cuando indaga datos históricos, formula hipótesis o valora rasgos artísticos, ennoblece el flamenco y dignifica a los flamencos. Su interpretación de estos ecos profundos y ancestrales constituye la mejor explicación de sus contenidos mágicos. Su servicio mediador ha contribuido definitivamente para que cada uno de los cantes alcance la cualificación estética que merece y para que los cantaores ocupen el lugar preciso que le corresponde.
Especialmente acertada ha sido la elección de la cantaora/artista Mariana de Cádiz, una mujer cuya voz, dotada de una enorme amplitud de registros, de una extraordinaria intensidad y de una extensa variedad de matices, es especialmente apta para decir las diferentes modalidades de cantiñas como las alegrías, las romeras, el mirabrás, los caracoles, las jotillas de Cai, la peregrina o la Rosa. Su excelente voz, su considerable técnica moduladora y su fino oído se ajustan a la exquisitez, a la fragilidad y a la finura de unos cantes que, depurados por la transparencia y por la luz del cielo de esta Bahía, por el ritmo melódico de las olas de estos mares y por el fino sabor de la sal de sus salinas, se definen por su rica melodía y, a veces, por su variada armonía.
No olvidemos que el flamenco –el cante, el baile y el toque- posee, sobre todo, el valor de las realidades naturales y el atractivo de los fenómenos elementales. La belleza del flamenco, como la de una piedra o la de una gota de agua, es natural y elemental; está, por lo tanto, más próxima a la hermosura de un paisaje que al valor de un cuadro o de una sinfonía. De la misma manera que una montaña o un árbol adquieren significado estético cuando la mirada y el pincel de un pintor los recrea, el flamenco descubre altura de su nivel artístico cuando un crítico dotado de sensibilidad -de paladar- revela sus misterios y calibre sus calidades. Escúchenlos y ya verán cómo estos cantes de Cádiz, renovados, rejuvenecidos y enriquecidos, poseen aroma, vibración y chispa.

: constituye un ejemplo señero de la simpatía, del rumbo, del tronío de esta tierra que canta y baila su alegrías y sus penas, sus amores y sus desengaños..

además tan popular por su simpatía, por su dominio de numerosos estilos, especialmente de y los tanguillos de esta tierra, las variadas matizaciones melódicas de su excelente voz que está enriqueciendo los cantes con melodías y con letras elaboradas -composiciones de poetas cultos.


rescatando a lo largo de los años un considerable número de cantiñas, algunas conocidas, y con unos criterios funcionales y de carácter didáctico, las ha ido ordenando hasta lograr una completa, que se convierte en obligada fuente de consulta. .
Realmente, lo que los diferencia son algunos matices, y éstos determinan la naturaleza de cada uno de ellos. Antonio Murciano, uno de los más veteranos especialistas. Para llevarla a cabo, Murciano ha escogido con acierto la voz luminosa de Mariana de Cádiz, máxima exponente del flamenco de esa tierra
En Cádiz, por el contrario, las letras se renuevan y se enriquecen continuamente y muchas de ellas están firmadas por poetas conocidos y reconocidos como, por ejemplo, José Luis Tejada, Antonio Murciano, Manuel Ríos Ruiz, José Caballero Bonald, Fernando Quiñones, Pilar Paz Pasamar, Alfonso "El del Gaspar".
Requiere términos de comparación humana, cotejos entre modelos renovables. La gracia coquetea con los aires nuevos, requiere blandura de horizontes, dinamicidad portuaria, para su mejor granazón de sorna e ironía. El cante flamenco, tras respirar los aires gaditanos se enriqueció con una mayor dosis de gracia, de melodía y de arte y, adquirió, sobre todo, suavidad rítmica, dulzura melódica y transparencia armónica. La ciudad de Cádiz, que se define, como es sabido, por su situación geográfica, por su carácter marino y por su antigüedad trimilenaria aporta al arte y a la vida una singular distancia ­crítica y un peculiar sentido de humor­.
La antigüedad de Cádiz determina una actitud distante, irónica y relativizadora frente a la vida que late, bulle y transcurre. Esta postura vital y estética es también, en gran medida, efecto de su configuración urbana, de su constitución social y de su singular historia: su manera de contar los acontecimientos es la forma propia de un pueblo antiguo que está recostado al borde de una orilla atlántica. Esta situación geográfica e histórica también ayuda a explicar su peculiar sentido del humor: la gracia posee una progenie marina, pide el mar, necesita de la plasticidad renovada de las cosas y de los seres,­ se desarrolla con los aires nuevos y se renueva en la blandura de los horizontes y en la dinamicidad portuaria.
La musicalidad. si poseen, sobre todo, compás, los cantes de Cádiz Los cantes de Cádiz poseen suavidad rítmica, dulzura melódica y transparencia armónica el cantaor ha de tener, además de sentido rítmico, además de compás, buena voz y buen oído.







No hay comentarios: